Es un concepto filosófico de origen griego (de eudaimonia palabra griega) compuesto de lo bueno y la divinidad menor, que recoge esencialmente diversas teorías éticas. Tiene como característica común ser una justificación de todo aquello que sirve para alcanzar la felicidad. El principal representante entre los eudemonistas fue Aristóteles.
El eudonismo considera que el principal motivo de la conducta del hombre es el anhelo de felicidad: personal, según el eudemonismo individualista; colectiva, según el eudemonismo social. También eran partidarios del eudemonismo los materialistas franceses del siglo XVIII (Helvecio, Diderot) y los representantes delutilitarismo. La ética eudemónica, por su sentido activo y por su humanismo, es incomparablemente superior a la cristiana, pues llama a alcanzar la felicidad en la tierra y no en el mundo de ultratumba. Sin embargo, el eudemonismo preconiza sus normas en calidad de reglas comunes a todos los hombres, suprahistóricas, en la sociedad constituida por clases antagónicas, donde no hay una moral única ni puede haberla.
Es la teoría de que todo lo que ocurre en el universo, incluyendo todos los pensamientos, emociones y acciones del hombre – ha sido necesitado por factores anteriores, de modo que nada podría haber ocurrido de forma diferente a como de hecho ocurrió, y todo en el futuro ha sido predeterminado y es inevitable. Todos los aspectos de la vida y el carácter del hombre, según este punto de vista, son simplemente el producto de factores que en última instancia están fuera de su control. Objetivismo rechaza esa teoría. Dictadura y determinismo son corolarios que se refuerzan mutuamente: si uno intenta esclavizar a otros hombres, tiene que destruir el que ellos confíen en, y dependan de, la validez de sus propios juicios y decisiones; y si uno cree que la razón y la voluntad son impotentes, uno tiene que aceptar el imperio de la fuerza. Quien cree en el determinismo (personal o histórico) sólo está confesando la verdad sobre sí mismo: él no es un iniciador primario, él no sabe qué le...
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